jueves, 12 de mayo de 2016

Rota.

Cierro los ojos y mi cabeza se ilumina de palabras que se estrellan contra mi como si quisieran salir, pero sin un orden, no consigo darles sentido. Se están clavando y no paran, joder, que silencio tan grito, que oscuridad tan brillante, giran, las palabras me balbucean. Tiemblo y no tengo frío,  corro y estoy echada en mi cama. Vuelvo a temblar, y ya está, he conseguido soltar una frase, que parto tan difícil, pero por fin, ya oigo como llora, está viva.
Consigue ponerse en pie por primera vez, pero su estabilidad es como la mía y no tarda ni un segundo en caerse, de nuevo en pie, y otra vez al suelo, gatea, hasta un paréntesis que le ayuda a levantarse, ahora vuela,tiemblo de nuevo, más frases nacen. Un grito, se avecina el desastre, bailemos, no queda mucho tiempo.
Otra hoja rota, otro folio en blanco, una vez más mis palabras se rompen, flotan y se hunden en un agujero negro que lleva a ninguna parte.
Rota,
estoy rota,
me falta el aliento,
todo esto me oprime el pecho y
nunca he dejado de buscar
la libertad de mis sentidos,
la felicidad más allá de las miradas,
más allá de las palabras.
Sigo buscando mi rincón favorito en unas manos libres de normas, sin miedo, intrépidas y que siempre acaben agarrando una cerveza tintineando las jarras al ritmo de un rock&roll.
Voy a apurar tu sonrisa hasta que se me desgasten los ojos de tanto mirarte, que manera de brillar, de volar, de bailar sin siquiera mover los pies, que energía, que luna tan grande, que fuego tan sol.

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