miércoles, 25 de mayo de 2016

Sentir para ser

He vuelto,
a querer,
a quererme,
a sentir,
a sentirme y a ser.
He dejado de lado todo aquello que no me dejaba ser,
que me hacía ser,
pero sin quererme,
que me hacía sentir,
pero sin sentirme.
He recordado sonrisas de acero que se derretian con el frío de unos labios secos y agrietados.
He querido sin querer, y he querido queriendo.
He vuelto a soñar, y nunca he dejado de soñarte.
Necesito leer pieles y acariciar historias pero nunca querré saber el final si no voy a poder volver a empezar cada vez que se termine.
No me gustan los puntos finales ni el continuará si eso implica una pausa en mi lectura.
Me gusta, abrir la ventana para que los pájaros me escuchen sonreír al recordarte, también me gusta el sonido del paso de las páginas, pero me asusta el sonido de los años que pasan sin hacer ruido y provocando miles de destrozos.
Adoro el olor a café recién hecho por las mañanas, porque me da fuerzas para soñar despierta y no esperar a que todo fluya sino a hacerlo fluir, cuando lo único que quiero es seguir durmiendo para ver si así se cumple algún sueño.
Siento que quiero pero no puedo y que puedo pero ya no quiero.
Veo pero estoy ciega, me ciego pero sigo viendo, aunque mis ojos ya no quieran ver.
Odio, creo que esto que siento es odio, porque quiero obviar el final, y volver a empezar, porque no sé, si después del final habrá otro principio, o si ni siquiera habrá un final.
Mi vida, que no se si es el principio o el final, es como un puzzle compuesto por piezas que se van perdiendo, por otras que llegan y por otras que siempre estarán.

No hay comentarios:

Publicar un comentario