Ese tercer grado,
dicen que infinito.
Ojalá tuvieran razón,
he probado tantas condenas,
que tú libertad ha roto todas mis cadenas.
El tiempo me ha dado la razón y soy inocente,
yo solo le robo minutos al reloj para que se quede intermitente,
y entre brinco y brinco del minutero,
voy consiguiendo tenerte en mi presente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario