Posa sus labios allí donde él solo ve espinas y besa sus silencios hasta romperlos en pedazos. Siente que flota y que el peso que se lo impedía ya no está, que puede mirarse en cualquier reflejo y solo ve flores.
Ella le pide cobijo entre sus brazos y le dice a quemarropa contra su piel que después de tanto buscar quimeras, allí, donde termina su sonrisa ha visto brillar el sol.
A través de sus ojos las imperfecciones de él se veían como si fueran el accidente geográfico más increíble que jamás podría llegar a percibir, y aunque ella no lo sabía, eso y su forma de reír le hacían olvidar los suyos.
Habían encontrado en su calidez un refugio para protegerse del frio que acechaba en su interior.
martes, 19 de diciembre de 2017
Flores
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